“Lo mejor del mundo es la libertad soberana del espíritu”
Jean Jaurés (Discurso ante la Cámara de Diputados 1895)
He aquí un pequeño texto extraído del libro de Léon Nisand Celebración Humanista, Diez Planchas para trabajar en Logia, (como el mismo lo dice) son Planchas pero no monólogos…
En efecto, estas “planchas” fueron elaboradas para servir de preámbulos a los debates y reflexiones contradictorios que tienen lugar, efectivamente, en Logia. Si algunos de estos temas se han expuesto en la apertura de los “Coloquios de Ferrette” (aquí se hace relación a los Coloquios celebrados por el DH en Ferrette, localidad ubicada en el departamento del Alto Rin en la región
de Alsacia) es porque los problemas que tratan -lejos de limitarse a las estructuras masónicasinteresan a toda la familia humana.
Lo que subyace bajo el conjunto de estos ensayos es el deseo que nos anima de precisar y delimitar siempre el “nicho” filosófico en el que está inserto el pensamiento institucional de “LE DROIT HUMAIN – El Derecho Humano; es decir, el humanismo masónico.
George Bernard Shaw decía que un ideólogo es alguien que se ha dedicado a hacer al hombre mejor que a la humanidad. Pero podríamos también invertir esta frase ingeniosa y afirmar que un humanista es alguien que se ha dedicado a hacer a la humanidad mejor que al hombre…
Este humanismo deja a la conciencia de cada uno la libertad de creer en una transcendencia con las eventuales correlaciones religiosas. El humanismo masónico que toma al hombre como un fin y como un valor sagrado no se identifica pues con el humanismo ateo de Ludwig Feuerbach retomado por Marx y cuya traducción en el campo sociopolítico constituye la base histórica de la ideología comunista.
Este libro se inscribe así en la responsabilidad que tenemos todos de velar para que nuestras Logias no se reduzcan a una especie de círculos pseudo literarios -cajones de sastre- para lo mejor, lo peor y para todo…
El mundo debe poder contar con el aporte de sabiduría de la Masonería evolutiva cuando se encuentra con el enfrentamiento dramático entre, por un lado, los partidarios de un humanismo clásico que sigue Kant luego Jonas, y de otra parte, aquellos que como Fukuyama, presagian un “final de la Historia humana”.
Los poderes exorbitantes -“antropotécnicos” y “post humanistas” (según los términos de Sloterkijk)- que el Hombre se está otorgando sobre sus propias estructuras y capacidades, hace ya presentir un dilema ético entre la persistencia del Homo Sapiens Sapiens o su transmutación artificial o elitista en un “ser supremo”.
LE DROIT HUMAIN – El Derecho Humano, -Orden Masónica Mixta Internacional de hombres y mujeres libres de todo dogma- tiene la vocación de contribuir a todo lo que perpetúe la especie humana.
Del “Esoterismo” a la iniciación humanista
A todos aquellos que me inspiran y me acompañan
en la búsqueda de lo que libera y eleva lo humano.
Pero también a todos aquellos cuya enemistad “esotérica”
justifica y refuerza mi determinación.
Léon Nisand
“El Hombre es ese animal loco cuya locura ha inventado la razón”.
(Castoriadis)
Respecto al pensamiento contemporáneo, el paso del tiempo parece haber arruinado la consideración que disfrutaba antes el concepto de “esoterismo”. En efecto, excepto para designar el ambiente interno y las tradiciones reservadas a los miembros de una cofradía, el esoterismo aparece hoy como una especie de jungla inextricable e indeterminada donde se funden y se reencuentran las innumerables elucubraciones irracionales, es decir antirracionales, que animan a las sectas.
A la llamada del término “esoterismo” en Internet, miles de artículos exponen las propuestas más insólitas para atraer nuevos clientes entre las personas que tienen un sentido crítico debilitado, es decir inexistente, o que buscan subconscientemente un
“director de conciencia” o un “gurú”.
Pero sea cual sea el camino del acercamiento, al abordar las orillas del “esoterismo” así entendido, se penetra inevitablemente en la nebulosa de las sectas mercantiles o psicóticas o en su amalgama.
Estas sectas invierten el inmenso dominio de la creencia transformándolo en una feria mundial de la credulidad en la que los vendedores ambulantes de la ilusión defienden sentenciosamente mezclas “espirituales” tan dudosas como ostentosas. Las falsas promesas de este “esoterismo” constituyen actualmente el tejido de la relación interactiva entre el fenómeno sectario y sus víctimas.
Para un espíritu libre y crítico, el término “esoterismo” recubre el conjunto heteróclito de creencias extravagantes y de estafas desvergonzadas que se reclaman vinculadas con la irracionalidad.
Ahora bien, la Francmasonería liberal y evolutiva se ha comprometido y se compromete cada vez más con su ideal humanista. Se ha alejado hasta tal punto de sus teorías y significados originales que el calificativo de “esotérico” se ha convertido, para ella, en una definición inadaptada. Los “esoterismos” y sus pseudo espiritualidades engañan el ojo, son antitéticas con la vocación ética de la francmasonería evolutiva actual y sobretodo del futuro.
De todas formas, en la actualidad los adultos toman por secretos a voces de pretendidos “misterios” de los que, invariablemente, se propone la revelación a todo eventual interesado. Pero hay que tener la madurez psíquica del adulto, lo que es
menos normal de lo que se cree.
Por otro lado, el componente elitista del “esoterismo” es contrario al concepto democrático del saber, ya que reserva sus pretendidas “enseñanzas” a unos discípulos elegidos según los criterios y la buena voluntad de los “maestros del pensamiento”.
Ahora bien, están lejos los tiempos en los que los libros sagrados –con cierres excepcionalmente abiertos- se exhibían solemnemente, de lejos, ante la masa popular mantenida en la ignorancia y la tutela…
“Cuando en 1637, al comienzo del “Discurso sobre el método” Descartes afirma que el sentido común es “la cosa mejor repartida del mundo”, toma posición a favor de una ciencia que deja atrás la amplia herencia mágico-astrológica del pensamiento antiguo y
medieval, vinculado con la diferenciación entre profanos e iniciados” (Jean Paul Thomas en “Le Monde” 6-VIII-99).
Se puede constatar que existe actualmente una iniciación humanista abierta a todas las personas honestas, que deseen sinceramente aproximarse a la sabiduría y mantener su filantropía, mientras que las iniciaciones “esotéricas” continúan
buscando, con sus promesas elitistas, a aquellos que desearían diferenciarse de todos los otros gracias a la adquisición privilegiada de pretendidos “secretos”.
Las doctrinas “esotéricas”, marcadas por sus connotaciones político-elitistas, correspondían todavía no hace mucho tiempo, a las reminiscencias de una sociedad aristocrática cuyos fundamentos y estructuras serían consideradas sin embargo caducas. Ahora bien, actualmente, todo lo que separa a los seres humanos en categorías exclusivas es contrario a los criterios de una francmasonería que se ha convertido en democrática.
Por otro lado, el complejo de las doctrinas “esotéricas” se rodea voluntariamente del dogma retrógrado y obscurantista que -a semejanza del “conocimiento primordial”, tan querido por René Guénon- confiere más valor a las enseñanzas del pasado que a
los descubrimientos más recientes.
Los mitos de una “Edad de Oro” en el pasado, de la búsqueda en el presente de una misteriosa “Palabra perdida” y las “Profecías” milenaristas que anunciaban para un futuro inminente todo tipo de cataclismos apocalípticos y la forma de salvarse de ellos
–se proponen como grandes carnadas del “esoterismo” y están reservados únicamente a los fieles adeptos, mientras que todos los contradictores estarían condenados al “infierno”…
El argot esotérico-ocultista atrae a un publico especialmente sensible a las sugerencias del vocabulario fetiche de lo irracional, en el que florecen: los “horóscopos” y “temas astrales”, los “destinos”, las “reencarnaciones” concedidas según las fantasías más extravagantes, el “magnetismo”, los “dones de videncia”, o ”curaciones por imposición de manos” tan charlatanescas como megalomaniacas…
Los “esoterismos” no dejan de desembocar en todo tipo de “poderes ocultos ”casi mágicos.
Así ocurre con las “aptitudes adivinatorias”, los “hechizos y los hechizos liberatorios”, las “curaciones” sobrenaturales, de una pretendida maestría de pretendidas “ondas positivas” y “ondas negativas”… y otras “mesas giratorias” que hacen girar las cabezas
y desviarse el espíritu…
Pero, ¿Qué tiene la iniciación humanista de la francmasonería en común con todo este embrollo del que es la antinomia?
La francmasonería liberal, que se considera garante del respeto y de la libertad del espíritu humano y, en consecuencia, garante de la honestidad intelectual contra la vergonzosa estafa –debe reclamar su reprobación ante la explotación de una clientela
mistificada por todo tipo de imposturas pseudo culturales.
¿Por qué toda la literatura que trata de la francmasonería ha sido confinada sistemáticamente a la estantería del “Esoterismo” de todas las bibliotecas y librerías?
¿Acaso porque algunos escritos masónicos, a pesar de la evolución del pensamiento en el tiempo, continúan deletreando el alfabeto de los siglos precedentes? Entonces, ¿por qué no clasificamos igualmente las publicaciones de los químicos actuales entre las de los alquimistas de la Edad Media?
Para un buen número de observadores exteriores, la imagen de la francmasonería está todavía marcada por la historia de su filiación iniciática cuyas connotaciones esotéricas evocan los “misterios” antiguos y las iniciaciones elitistas.
En efecto, desde sus inicios modernos, en 1717, la francmasonería ha evolucionado en tres fases influenciadas cada una por el contexto sociocultural de la época:
– En el siglo XVII la masonería fue religiosa y culta,
– En el siglo XIX fue netamente esotérico-ocultista,
– Y durante el siglo XX se ha transformado cada vez más rápidamente en su
estado actual de Orden filosófica y humanista.
Estas tres fases se han superpuesto progresivamente sin sustituir completamente una a la otra. Esta es la razón por la que las encontramos todavía frecuentemente unidas, estrechamente entremezcladas a pesar de sus contradicciones. Porque el humanismo que nos une es más fuerte que las ideologías que podrían separarnos.
Sin embargo, a fuerza de exaltar la libertad de elección, una corriente espiritual corre el riesgo de desvirtuar su identidad. Es por eso por lo que la masonería termina rompiéndose en un polvo de grupúsculos en busca de definiciones más exactas para
unos o para otros…
En la actualidad, los ideales, para ser válidos y atractivos, deben definirse claramente. El oportunismo está mal visto y no se puede ya reagrupar, a cualquier precio, unos sistemas de pensamiento y sus contrarios con el único fin de permanecer
nominalmente presente en todos los casos.
Parece claramente que la corriente masónica moderna no se satisface ya solamente portando insignias para conservadores de un Museo de las tradiciones esotéricas. Las fábulas pseudo históricas del Caballero de Ramsay –declarando filiaciones míticas
de la masonería con la orden desaparecida de los Templarios y otros grupos de caballeros de las cruzadas- se han hecho obsoletas y espiritualmente antinómicas en relación con la iniciación humanista que no se confunde más con la cristianización. Y los títulos recargados e hiperbólicos, los decorados tradicionales, las espadas y otros símbolos de muerte al estilo antiguo, son solamente evocaciones históricas de la revolucionada época en la que una “nobleza” elitista se apoyaba en las armas, se autoproclamaba como valor hereditario.
Ahora bien, la francmasonería moderna es, ante todo, una corriente de reflexión ética y pragmática sobre los problemas planteados a la humanidad actual.
Así podemos considerar que las logias liberales se encuentran en un cruce de caminos: o bien que su maravillosa masonería se disuelva en reflejos lúdicos, mistificaciones, imposturas y engaños sectarios, o bien optan por la difícil vía de la rectitud y la
autenticidad de la iniciación humanista.
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París 2000.
Léon Nisand, nació en 1923 en Strasburgo, murió el 6 de junio de 2014 en Schiltigheim. Después de consagrar 35 años de su vida a la medicina se jubila con el fin de dedicarse de tiempo completo a la actividad en la Orden Masónica Mixta Internacional LE DROIT HUMAIN – El Derecho Humano, donde es nombrado Gran Maestre Adjunto Internacional en 1997.
• Fue Comendador de la Legión de Honor
• Cruz de Guerra 1939-1945
• Medalla de la Resistencia
• Medalla de Reconocimiento Francés
• Cruz de Combatiente Voluntario de la Resistencia