La paz es un estado de equilibrio mental, emocional, material y espiritual a nivel personal; y de equidad, redistribución, respeto y justicia a nivel social, la cual conduce a la armonía individual y a la estabilidad a nivel social, en la que las partes conforman una unidad cohesionada.
Los principios en que se fundamenta la masonería y los valores que promulga son las herramientas para construir la paz individual, la cual a su vez, de manera natural, se irradia en la sociedad. No se concibe un verdadero Masón que no sea tolerante, generoso, fraterno, solidario, comprensivo, que respete las diferencias y sobre todo que tenga incorporados en cada una de sus células los principios de Libertad, Igualdad, fraternidad y laicidad. No basta con entender conceptualmente estos principios y poderlos explicar ampliamente a otros, si no vivirlos, expresarlos, materializarlos y compartirlos.
La paz se gesta en cada uno de los corazones de los seres humanos conscientes de su papel en la tierra y es un deber imperativo para los masones, cultivarla y acrecentarla cada día, pues ésta es volátil por los cambios que necesariamente se presentan de manera natural en los hechos y acontecimientos en los cuales participamos directa o indirectamente. Este es un trabajo permanente que requiere compromiso y esfuerzo.
En Colombia después de 50 años de lucha contra la guerrilla, que originalmente tenia móviles humanitarios, pero que se fueron desfigurando por deseos de poder económico y político, estamos ad-portas de firmar un pacto entre el gobierno y los cabecillas de los movimientos insurgentes, encaminado a obtener una paz social en consenso. En el entendido que el cese de hostilidades, y la voluntad política y social en la construcción de un país mas equitativo e incluyente, permitirá un crecimiento económico y bienestar que cobijara a todos los habitantes de nuestro país, dando mayores oportunidades a la población que hasta hoy ha estado desprotegidos tanto por el estado como por la comunidad.
La paz no es un acto de ejecución instantánea, que se perfeccione con la firma de un acuerdo de voluntades entre las partes, y el silenciamiento de armas, es una acto de ejecución sucesiva que se consolidará con la implementación de cambios estructurales no sólo de tipo político, económico y social si no de cambio de mentalidad, de conciencia, de asimilación de valores, del empoderamiento de derechos inalienables como la libertad e igualdad y el cumplimiento de deberes como la fraternidad, es decir construir una cultura para la paz a través de la educación.
La consolidación de la paz en Colombia es un imperativo ético y moral para los masones en la cual debemos trabajar activamente. Primero, logrando nuestra paz interior, conectándonos con quien realmente somos, conexión esta que se logra asistiendo regularmente a los rituales, con plena conciencia y conocimiento que en ellos se mueven energías poderosas que trasmutan nuestras percepciones y potencializan nuestras intenciones, aceleran nuestra evolución, nos equilibran y permiten que nos desconectemos de la polarización que reina en el país. Segundo, desempeñando y cumpliendo a cabalidad las obligaciones que demandan los diferentes roles que debemos asumir, como padres, hijos, esposos o compañeros, patronos o empleados, ciudadanos, etc. Tercero, participar activamente en foros y mesas de estudio, para reflexionar, difundir y explicar mecanismos y/ o soluciones para construir una paz duradera.
No podemos contribuir a la paz de Colombia y a la paz del mundo, sin antes haber encontrado nuestra paz interior.
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