«No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos», expresó con razón Martin Luther King. En cada una de las organizaciones profanas o iniciáticas, es usual encontrar que el silencio sea una expresión audible y perceptible; con total claridad, aunque no se escuchen los miembros de que hacen parte de estas organizaciones, si son reconocidos e identificados por su postura y concepciones. Veamos algunos ejemplos.
“Si hablo, me arriesgo, me pueden sacar”, “Esta organización no está dispuesta a escuchar y aceptar el error “. Hay organizaciones con tolerancia cero a la discrepancia. Las personas con poder no conciben que les cuestionen sus ideas, por el contrario se ven atornilladas en el poder a partir de su capacidad de mandar a callar las voces discordantes y los miembros con pensamiento críticos y diferente, por esta razón y para garantizar la permanencia en la organización y no complicar su visión de futuro, se reservan sus opiniones para sus círculos de estricta confianza, aquel disidente discreto que opta por cambiar la organización desde su lugar de ocupación pero sin levantar la mano y ofrecer una idea diferente en público; aquel que vive el miedo ante la expulsión de la organización orquestada por las personas con poder. [1]
“Si respondo, me delato”, “Si envío un correo electrónico anónimo seguro saben que fui yo”, “si acudo a la instancia superior, seguro aquel que ostenta el poder podrá maquillar las situación para que el culpable sea yo”, “he enviado varios correos al respecto, he presentado propuestas, pero …” . No le responden mensajes de correo, le rechazan sus llamadas telefónicas, no los invitan a las reuniones de estrategia, sus preguntas suelen encontrarse con respuestas evasivas. ¿Le suena familiar este escenario? En este caso, los buenos no callan, el silencio es la voz de los evasivos. Quienes toman decisiones injustas y sesgadas prefieren eludir su responsabilidad y dejar que el tiempo transcurra. Citan a reuniones donde sin explicación alguna y por “agilizar el proceso” no se invita al pensador diferente; los poderosos deciden eludir la realidad expuesta por aquel que ve la realidad de una forma diferente. [1]
“Perdí la esperanza, no cambiarán”, “Ellos jamás van a entender lo que pasa en la base”, “No entienden lo que pasa realmente en la organización, por tanto nunca cambiarán sus posturas organizacionales”. A las personas comprometidas con la organización no las detiene el miedo, sino la desesperanza. Sencillamente, guardan silencio y prefieren el corrillo, porque ven imposible que algo bueno suceda si hablan. Han experimentado altas dosis de frustración. Ya no creen en sus líderes, en aquellos que ostentan el poder. [1]
“Donde la ignorancia habla, la inteligencia calla”, “Yo sé cómo, pero como hacerle entender que…”, “Nuestros líderes no son cercanos por tanto ignoran nuestra realidad”. La actitud de los que se resisten a invertir su valioso tiempo en convencer a personas que adoptan una postura intransigente. Quizá esperan que en el futuro haya un momento idóneo para romper su silencio, siempre habrá una mejor oportunidad para exponer las ideas y hablar con claridad; “este no era el momento adecuado”. [1]
“Si hablo, empeoro las cosas”. En la organizaciones de toda índole se parte de la premisa que confrontar a una persona con poder y agresiva ante la crítica que ha mostrado su incapacidad de buen juicio, es el camino más rápido y seguro a una crisis personal u organizacional; se puede ser sometido a un juicio ante instancias mayores sin mayor oportunidad de defensa. En consecuencia, se opta por guardar silencio hasta que las aguas se aclaren y recuperen su nivel… ; “no hagan olas” dicen algunos ante la crisis. Cada día se espera por parte de las organizaciones, que la jornada laboral de sus miembros sea de al menos 12 horas, en el mundo post-covid no hay lugar ante la duda de aceptar el juicio de aquel que ostenta el poder y “ si hablo, seguro empeoro las cosas” [1]
“Pasividad e indiferencia”, “ en esto momento lo correcto es … a pesar que vaya en contravía del derecho”. Son cada vez más crecientes los hechos injustos, violentos, ilegales, discriminatorios. Infortunadamente, crece también la incapacidad de aplicar el criterio de justicia. Y pese a que no debiéramos quedar impasibles ante esto, los buenos callan por dos razones: no creen que su palabra haga alguna diferencia y temen a las consecuencias de intervenir, siempre hay temor de salir de la organización o un cumulo de deudas y razones que llevan a la pasividad y tomar la decisión consciente de la indiferencia si el problema no toca al pensador crítico. [1]
“Primero mi paz interior, luego lo demás” “ Primero yo, si puedo ayudar perfecto, pero primero mi familia” . El silencio puede deberse a la sabiduría de saber escoger las luchas que valen la pena. No siempre se gana cuando se gana; algunas aun ganándolas se pierden. No siempre se pierde cuando se pierde; otras aun perdiéndolas se ganan. Los buenos obran el bien, superan las pequeñeces, anteponen su paz a tener o imponer su razón.
Los buenos también callan para procesar sus pensamientos, para ordenar sus emociones y para seleccionar sus respuestas. Grandes líderes practican la soledad y el silencio para conectarse con su conciencia y aplacar su ego. Al hablar, lo hacen con fuerza moral, contundencia y profundidad.
Callar con veracidad fortalece, hablar sin verdad debilita. El silencio apacigua las tormentas y activa la conciencia; de ella nace el coraje al hablar y “se callan bocas sin abrir la propia”.
“El Silencio escogido” no debe confundirse con la complacencia, el silencio como acto sabio de diferencia no puede ser la practica de los buenos; el dialogo con argumentos es el camino a la libertad y justicia social. El Silencio, aunque transformador en el espíritu debe ser el motor generador de cambio a través del uso de la palabra respetuosa pero con veracidad y critica que conlleve a una mejores condiciones en la organizaciones y la sociedad.
[1]
Es mi palabra,
Tres Veces Poderoso,
WAFR
Bibliography
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G. Retana, “¿Por qué callan los buenos?,” no. German Retana | San José, San José,Costa Rica, 2021. |