“Únicamente si aprendemos a ver el valor de la naturaleza en si misma, la naturaleza permitirá que los humanos estemos mucho tiempo más. Debemos aprender a querer y cuidar la naturaleza, si queremos impedir destruirnos a nosotros mismos. Nuestra acción más importante es cuidar la naturaleza.”
Extracto de la Carta de la Tierra
Los cinco elementos
Cómo viajeros de una gran nave espacial denominada planeta tierra que gira alrededor del sol o astro rey y que recibe interacciones con el satélite luna, los seres humanos de todas las épocas se han expresando con símbolos, cerámicas, construcciones, herramientas, máquinas y tecnologías. Estas relaciones generan continuamente nuevos conocimientos.
Los antiguos entre ellos Aristóteles encontraron que el planeta estaba formando por los cuatro elementos: el aire, el fuego, el agua, el suelo. Así mismo, las fábulas nos cuentan historias de los elfos o seres de la naturaleza que dirigían el buen viento y la buena mar. Homero, en la Odisea, nos cuenta de la necesidad de encerrar en sacos de cueros a los silfos o vientos, que podían causar huracanes. Las aguas eran manejadas con varitas mágicas por las ninfas y los navegantes divisaban sirenas o reinas del mar en sus travesías. En el suelo se ven los gnomos o enanitos, que cuidan los metales y las hadas o campanitas que dan color a las flores y los duendes que acompañan los bosques de pino ayudando a purificar el aire. Esos seres de la naturaleza invitaban a todos los niños a soñar y amar la naturaleza.
Estos cuatro elementos como símbolos de los cuatro estados de la materia estructuran la naturaleza tangible o sensible; y de acuerdo a una ley hermética: “Como es arriba es abajo”, los iniciados infieren que ellos también componen nuestro ser tangible. Es un hecho que nuestro organismo posee elementos sólidos (tierra), principalmente representado en el sistema óseo (minerales); elementos líquidos (agua), generalmente asociado al sistema circulatorio, recordando que nuestro organismo está constituido de aproximadamente un 90% de agua; elementos gaseosos (aire), asociado al sistema respiratorio, dada la relación directa con el aire que se necesita para vivir. Finalmente tenemos los elementos energéticos (fuego), que pueden relacionarse con el metabolismo y el sistema nervioso en general, ya que en la transmisión del impulso nervioso están involucrados procesos electromagnéticos.
Hoy día los nuevos equipos de fotografía satelital nos dejan ver que el planeta está formado por una capa de aire o atmósfera, una de agua o hidrósfera y una de roca y suelo denominada geosfera. Gaia, o el planeta tierra, es un ser que recibe su energía del sol, el cual la recibe de Cirio y éste de las Pléyades comúnmente conocidas como las cuatro cabrillas también observables en el cielo en una noche clara, demostrándose así que en el universo hay un conjunto de interrelaciones energéticas y cósmicas que dirigen el planeta.
El oxígeno del aire llega a nuestros pulmones y nos permite la respiración o liberación de energía. La atmósfera deja pasar los rayos solares y permite el calor y vida del planeta. Sin embargo, las fábricas, el tráfico automotor y los químicos y basuras lanzan emisiones incontroladas de contaminantes qué están calentando el planeta produciendo cambio climático. Así mismo el aire se disuelve en el agua y permite la vida de los peces y algas. La principal fuente de agua es la lluvia, ella mantiene el cauce de ríos los lagos y los océanos. El agua está presente en los tejidos de nuestro cuerpo y debemos consumirla diariamente; es fundamental para la agricultura y para mantener la vida. Sin embargo, por ignorancia o falta de amor los gobiernos permiten que se realicen acciones que alteran el equilibrio hídrico y entonces el agua escasea.
El suelo o capa sólida es esencial para que las plantas siembren sus raíces y absorban el agua y los minerales. Pero acciones erradas lo erosionan y lo contaminan. Las interacciones de la atmosfera, la hidrósfera y la geósfera constituyen la biosfera o vida del planeta, en donde los seres humanos, plantas, animales y protistas evolucionan y se mantienen en equilibrio por acción del quinto elemento o éter comúnmente denominado por los indos como Prana. Ese quinto elemento es buscado por los científicos en forma física; para el materialista es el ADN o molécula de la vida, pero llega el momento de entender que hay una forma de radiación bio-electromagnetica denominada la “molécula de Dios¨, cómo lo anunció la revista National Geographic en el 2012, o como lo denominan los astrofísicos el Bosson de Higgs, que se expresa como la molécula del amor. Sin embargo, desconocemos las interacciones de los cinco elementos, en el planetay realizamos acciones que ponen en desequilibró la vida de Gaia o planeta viviente.
Para terminar quiero hacer un reconocimiento a los hermanos de la logia el Dorado de Villa de Leyva quienes en forma práctica, en días pasados, compartieron el saber sobre los cinco elementos con saberes propios de la región, como lo son los símbolos muiscas de los elementos. Haciendo alusión a los espíritus de la naturaleza y a la representación de seres míticos y leyendas, lograron que un grupo de más de veinte niños y varios adultos construyeran de forma lúdica conocimientos, actitudes y valores para mantener el equilibrio del planeta y realizar acciones encaminadas a sembrar árboles y proteger la naturaleza.
Elsa Leonor Talero