Pluralismo, Tolerancia y Principios Masónicos Puestos en Práctica en Redes Sociales
Una de las grandes fascinaciones que he encontrado para explicarme y entender cómo funciona el mundo a partir de las reflexiones y enseñanzas que el ritual masón me ha permitido explorar es el concepto de la dualidad como una interpretación simple y sencilla de lo que es la esencia de la naturaleza quien constante y cotidianamente nos evidencia su existencia en diferentes formas y aspectos para mostrarnos que uno de los secretos de la vida para encontrar armonía, paz interior y felicidad se basa en que logremos identificar todos aquellos elementos que componen nuestra dualidad interior e intentar colocarlos en perfecto equilibrio.
Es así como bajo la simbología del ritual masón entendí que la dualidad observada desde la naturaleza y mostrada en diferentes formas y aspectos se encuentra representada en muchos elementos presentes en el templo y de la cual hasta el momento he logrado identificarla bajo dos premisas o conceptos.
El primero de ellos es el de la dualidad de los pares de opuestos simbolizada por los cuadros blancos y negros del pavimento en mosaico, que parte de las dos columnas y representan lo que la naturaleza nos muestra como la luz y la oscuridad, o el día y la noche, el blanco y el negro, pero también lo no tan evidente como el azúcar y la sal, el dulce y amargo, el amor y el odio, lo positivo y lo negativo o el bien y el mal; la unidad de ambos elementos es necesaria para cualquier manifestación y esta ocurre en el punto en que se unen los dos y en ese punto de unión se encuentra el equilibrio.
El segundo concepto o premisa que identifico, es el de la dualidad de los pares complementarios representados en el ritual masón por elementos como la plomada y nivel, la escuadra y el compás o el mallete y el cincel cuya dualidad consiste en la dependencia de ambos elementos para materializar una obra, es así como la plomada proporciona la verticalidad y el nivel la horizontalidad, la escuadra permite medir magnitudes y el compás permite medir los ángulos, el golpe del mallete permite al cincel esculpir finamente la piedra, estos elementos son una abstracción de dualidades que observamos en la naturaleza como el cielo y la tierra, el sol y la luna, el cuerpo y el alma, la masculinidad y feminidad o la vida y la muerte las cuales desde la percepción de la racionalidad es difícil concebirlos como elementos independientes capaces de conformar un todo.
Son el Pluralismo y la Tolerancia una Dualidad?
Para intentar dar respuesta a este interrogante considero prudente comenzar por conceptualizar acerca de que se entiende por pluralismo y tolerancia de acuerdo con opiniones encontradas en diferentes textos de la literatura masónica.
Esotérica y exotéricamente, la masonería se nutre de los misterios, promueve el desarrollo de la ciencia y propende al conocimiento en toda la extensión de la palabra, es decir, nos propone diversidad de puntos de vista para que estudiemos el objeto central de la misma: el hombre; y aspiremos a su entendimiento, mejoramiento y superación; básicamente, la masonería es una organización al servicio del hombre; y en particular de la sociedad, de cada una de las sociedades en que se desenvuelve, teniendo como meta la fraternidad universal. La masonería no excluye religión, credo, creencia, posición filosófica o política alguna, a condición de que no sea totalitaria quizás se trate entonces de “aprender a pensar y discutir con el objeto de llegar a la verdad cuando sea posible, cuando no, al estado mental que corresponda”
La tolerancia es la responsabilidad que sustenta los derechos humanos, el pluralismo, la democracia y el Estado de derecho; supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos. Practicar la tolerancia no significa tolerar la injusticia social ni renunciar a las convicciones personales o atemperarlas, significa que toda persona es libre de adherirse a sus propias convicciones y acepta que los demás se adhieran a las suyas; significa aceptar el hecho de que los seres humanos, naturalmente caracterizados por la diversidad de su aspecto, su situación, su forma de expresarse, su comportamiento y sus valores, tienen derecho a vivir en paz y a ser como son, también significa que uno no ha de imponer sus opiniones a los demás.
De acuerdo con la opinión del Q:.H Argentino, Alfredo Corvalán, “La tolerancia masónica nunca puede ser cómplice del abuso del derecho, del delito o de la mala Fe, la tolerancia como una actitud moral hace que, sin renunciar a nuestras opiniones, nos prohibamos cualquier manifestación violenta o agresiva frente a los que no comparten nuestras opiniones, se opone al dogmatismo y al fanatismo”.
Practicar la tolerancia lleva implícito atender a tres principios, el primero es que siempre debemos aportar razones de aquello que consideramos intolerable (es decir, la tolerancia excluye el dogmatismo), el segundo atañe al principio de no hacer daño, de no perjudicar, no estamos obligados a tolerar comportamientos que nos acarrean daño o agravio, el tercer criterio está basado en la reciprocidad: al ser tolerantes hacia los demás, esperamos ser tolerados nosotros mismos
El pluralismo y la tolerancia vistos como una dualidad cuyos elementos tienen la particularidad de comportarse al mismo tiempo como pares opuestos y pares complementarios me lleva a entender que al estar ellos en equilibrio se logra alcanzar un estado comunitario de armonía, paz y tranquilidad y que por el contrario cuando en nuestras acciones cotidianas muchas veces inconscientemente abandonamos uno de los principios que componen la práctica del pluralismo y la tolerancia nos conduce a un estado de estrés, desasosiego y desequilibrio emocional que trasmitimos a los miembros de la sociedad que nos rodea contribuyendo a generar un ambiente de crispación, polarización, siembra de odios y violencia emocional.
Principios Masónicos y Redes Sociales
La Masonería no es una religión, ni una secta, pues no tiene dogmas, carece de cuerpo doctrinal al cual se llegue a través de la fe; la Masonería respeta todas las creencias, y, en caso de la Liberal, la ausencia de esas creencias, siempre que el masón acepte el compromiso de conocerse a sí mismo, desarrollar sus posibilidades en todos los sentidos y en la forma que desee, y volcar ese conocimiento y esa mejora en beneficio del universo, del cual la humanidad es parte sustancial.
La Masonería tiene tres únicos principios: Libertad, Igualdad y Fraternidad, la forma concreta de entender y aplicar esos principios no está marcada, y cada masón debe buscarla y realizarla personalmente; esta exigencia no es puesta en práctica mediante un examen o confesión de un masón a otros, sino que se lleva adelante en la conciencia de cada uno.
Al profano se le exige, para entrar en la Masonería ser “libre y de buenas costumbres”, esta debe ser entendida como derecho y deber a desarrollar las propias condiciones e ideas -sea cuales sean- y ser coherente con uno mismo desarrollando esas condiciones e ideas de forma tal que mejoren aquella parte del universo que le rodea, empezando por él mismo, no se trata de guardar una moral determinada, sino de cada uno; el masón puede, por supuesto, aceptar unos principios morales establecidos, pero como ser libre, honrado y responsable, debe tener fundamentados en su conciencia dichos principios, y nunca aceptarlos por rutina o por presión social.
En Masonería no deben juzgarse las opiniones, que son libres, sino las actitudes: éstas deben ser abiertas, carentes -en lo posible- de prejuicios, fruto de una reflexión y una intuición propias, debe abordarse la vida buscando lo que une antes de lo que separa y saber manifestar las diferencias con sinceridad para con uno mismo y con respecto a los demás; esto no significa que el masón no defiende sus ideas y creencias ya que en ese caso no sería coherente consigo mismo, sino que esa defensa debe ser realizada de forma abierta, tolerante y fraternal, huyendo de la concepción de ser el único portador de la verdad absoluta. Buscamos el progreso del universo y el progreso de la humanidad inserta en él y llamamos a ese progreso Luz, entendiéndolo no solo en el sentido material -importante y presente en nuestras preocupaciones- sino también en el sentido espiritual, moral o filosófico.
La anterior conceptualización acerca de la pluralidad, la tolerancia y los principios masónicos me llevan a reflexionar acerca del gran espacio y el gran potencial que la masonería tiene en las redes sociales para contribuir en forma efectiva al progreso de la humanidad, solo basta con actuar reflexivamente y poner en práctica estos principios cuando hagamos uso de ellas y sobre todo evitando que cuando publiquemos o expresemos opiniones en ellas lo hagamos de forma irrespetuosa o induciendo a que nuestra opinión sea una verdad absoluta lo cual en ocasiones puede ser vista como un insulto o una contribución a la gran polarización que hoy en día vemos en diferentes temas allí tratados.
La masonería es un gran ejemplo de que se pueden desarrollar comunidades pluralistas, incluyentes, libres, igualitarias y fraternas que pueden convivir en armonía y las redes sociales son un ámbito ideal para demostrarlo.
Es mi palabra
H∴J∴B∴