Hace ya un tiempo se me abrió la puerta del templo y por fin empecé a formar parte de él. En este tiempo, desde la Columna de Septentrión, guardando el silencio que corresponde al grado de aprendiz, he ido observando y asumiendo en qué consiste la construcción de esta gran catedral de piedra de la que formamos parte.
Me he incorporado a la nómina de los aprendices y sólo se me ha pedido una cosa: que reflexione y aprenda a utilizar las herramientas básicas de este grado. No es tarea fácil; dicen mis maestros que todo masón siempre es un aprendiz, deduzco por ésto que es el grado más importante y que dependiendo de estos trabajadores, que en definitiva somos todos los masones , los cimientos del templo que construimos serán sólidos o no.
Es una gran responsabilidad y un gran aprendizaje el que se propone. En un principio me viene a la cabeza aquella escena de la película “El tormento y el éxtasis”, cuando el gran escultor del Renacimiento Miguel Angel Buonarotti recibe unos grandes bloques de mármol y él afirma que sus esculturas, de una gran belleza futura están dentro de la piedra, sólo hay que sacarlas a golpe de mazo y cincel. La imagen es perfecta, pero desde mi posición de aprendiz , de constructor en ciernes, la encuentro lejos de mi ideal, por ahora ,masónico. Luego explicaré el por qué.
Una vez visto como en una panorámica lo que será mi profesión a partir de ahora, tal como se me mostró el día en que me inicié, cuando me admitieron en la nómina de los canteros, ahora ya se me han entregado las dos herramientas con las que empezar a trabajar y el material sobre el que aplicarme . Se trata de utilizar el mazo y el cincel sobre la piedra, aprender a trabajar la piedra bruta con dos herramientas que , en principio, parecen las más rudas y fáciles de usar. Aparentemente, para usarlas no se exige un plan , no hace falta pensar mucho ,parece que sólo es dar golpes a una barra de hierro en una piedra para darle una forma.
No, no es cierto. Se me instruye en el manejo y únicamente se me dice que el mazo simboliza la fuerza y el cincel la inteligencia y que todo aprendiz ha de aprender a usarlas para desballestar , pulir su piedra tosca y trabajarla para que pueda cubicarse y formar parte del templo. No quisiera que parezca pretencioso, pero yo añadiría que las piedras talladas por el aprendiz son las que formaran parte de los cimientos del templo, es decir, que han de cuadrar , son las que se han de encajar a la perfección con las otras para evitar que el templo se desmorone.
La responsabilidad en el uso de estas herramientas es grande y no es fácil su manejo. Los aprendices vestimos un mandil que nos protege , pero ya no llevamos venda en los ojos, así pues, hemos de ser conscientes del peligro que una esquirla nos ciegue. Es importante controlar la fuerza que imprimimos con cada golpe de mazo . También quizá sea más dificultoso el uso del cincel ,el cual ha de ser guiado por la inteligencia .
Esta dualidad de herramientas ,para que sean realmente eficaces se han de utilizar de manera conjunta e inseparable. Cada una con una mano, una golpea la otra , una atempera la fuerza de la otra y una dirige el sentido del golpe de la otra. Son una unión imprescindible .Se necesitan mutuamente, con el cincel hemos de encontrar la vena de la piedra , por la cual nos hemos de conducir con delicadeza y decisión , apoyándolo contra la piedra y presentando el ángulo que se requiera en cada momento, con la flexibilidad y capacidad de adaptación que la piedra , sin forma todavía, nos vaya marcado. Con el mazo hemos de ser pacientes ,tenemos que controlar la fuerza del golpe , conocer la dureza de cada rincón de la piedra y aprender que no todo golpe será uniforme, en ocasiones serán pequeños golpecitos que harán más fácil el dominio del cincel. Se trata de escuchar el ritmo, la música que acompaña el trabajo constante y consciente del aprendiz en el taller…
Una herramienta sin la otra no sirve para nada. Así pues, en el sitio reservado para los aprendices, tenemos montones de piedras que sacar de la cantera, piedras que hemos de desballestar, hemos de aplicarnos en el manejo del mazo y del cincel . Más de una vez nos pillaremos los dedos, no tendremos fuerza para golpear o no seremos capaces de encontrar la dirección de la vena de la piedra o acertar con el volumen requerido para poderla cubicar con precisión en los cimientos del templo que construimos… En esto consiste nuestro aprendizaje, en vaciar la piedra tosca y darle forma.
Volviendo a la imagen del escultor renacentista, me conformo con utilizar correctamente éstas dos herramientas y llegar a ser capaz de dar una forma perfecta, cúbica , a una piedra que encaje bien con las otras en el templo. Sería maravilloso en un futuro verla como una obra de arte la cual llenaría de belleza este recinto, al fin y al cabo, tanto el gran artista como un simple aprendiz nos valemos de las dos herramientas básicas del aprendiz masón.
A:. M:.
One thought on “Las herramientas del aprendiz, el mazo y el cincel”
Maestro gracias por sus enseñanzas. Que importante es en la vida enseñar con el ejemplo.